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lunes, 9 de abril de 2018

Jabón de Potasa

Vamos a describir, como después de investigar y tras varios ensayos, hemos conseguido hacer el jabón de potasa a base de ceniza y aceite usado.
Se puede utilizar como detergente, pero en nuestro caso lo vamos a usar como un insecticida de bajo impacto.
Y aunque está permitido en agricultura ecológica, no deja de ser un insecticida; lo mejor sería no tener que usarlo, y que los bichitos de nuestro huerto estuvieran en equilibrio, pero a veces no es así, y tenemos lo que denominamos plaga.

La fabricación tiene dos pasos bien diferenciados:
  1. Hacer la lejía de potasa, con agua y ceniza.
  2. Con el preparado anterior y aceite, elaboramos el jabón de potasa.

Lejía de potasa

Lo primero es acumular ceniza, en nuestro caso hemos usado la producida al quemar leña de olivo en la chimenea. Eso que he leído de "se queman 4 kg de madera ..." jajaja. Bueno, si lo que quieres es lavarte los dientes está bien.
La ceniza hay que cribarla bien, hemos usado una criba de los albañiles, la que se utiliza para sacar la arena fina, en otra ocasión una hecha con una mosquitera.
No interesan los restos de carbón, solo la ceniza bien quemada. Mirad como nos ha quedado de fina.


Pasamos a las proporciones:
  • 10 litros de agua.
  • 15 litros de ceniza cribada y sin compactar.
El agua debe de estar a unos 60º C, la ponemos al fuego y procuramos que no llegue a hervir, sobre todo que no hierva cuando tiene la ceniza, ya que se puede derramar.
Para hacer el preparado en el fuego, hemos usado como recipiente un envase de pintura metálico de 15 litros. No os preocupéis, que entran los 10 litros de agua y los 15 de ceniza.

Aquí se observan todos los preparativos. Para optimizar el tiempo, mientras se calienta el agua cribamos la ceniza.

Cuando el agua está caliente, vamos añadiendo la ceniza y removiendo.

Nosotros la hemos mantenido a fuego lento durante dos horas, removiendo de vez en cuando. Esta mezcla se deja un par de días, y si se puede remover alguna que otra vez, mejor.
Después llega la prueba que nos indicará si la lejía de potasa está lograda, la prueba de la patata. En fin, se trata de una forma rústica de medir la densidad; la patata debe de flotar en el líquido resultante.
Ojo: Antes de realizar esta prueba, no se debe de remover; la ceniza se queda asentada en el fondo.

Si no flota la patata tocaría repetir el proceso, aprovechando el liquido obtenido.
Ahora separamos cuidadosamente el líquido (lejía) de los asientos de ceniza. Se denomina lejía por el PH tan alto que tiene.
Hemos obtenido aproximadamente 1,75 litros, de esta peculiar lejía.

Jabón de potasa

Ya está hecho lo más difícil. Ahora, en un cubo metálico, hemos calentado la lejía y le hemos añadido la misma cantidad de aceite usado. Y... ¡Tachán tachán! se produce la magia de la saponificación. Se observa rápidamente el cambio de color.


Al principio, hemos mantenido en el fuego sin que llegue a hervir (si hierve se derrama), durante al menos una hora, removiendo de vez en cuando.

Cuando comienza a densificarse, ya no se derrama si hierve; da la impresión de unas gachas hirviendo. Llegado este estado lo podemos retirar cuando deseemos, cuanto más tiempo al fuego nuestro jabón será más denso.


¡Cuidado! Los salpiques queman.

Cuando se enfría hay que medirle el PH, que debe de estar comprendido entre 8 y 9. Si estuviese más alto, hay que añadirle zumo de limón o vinagre, hasta llevarlo al rango apropiado.

Al final del proceso, se han conseguido 2 litros de jabón de potasa, con una textura de gel de baño.

Buena suerte con vuestras pruebas, y a buscarle utilidades...

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